El Colectivo Turcón ha presentado en la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Telde escrito donde pone en su conocimiento de nuevas obras que realiza la empresa que tiene el anagrama “Mármoles Victoria-Fábrica de Terrazos“,
Estas consisten en hacer una zanja y la colocación en la misma, de muro de hormigón prefabricados y por piezas de unos 3-4 metros de altura, con intenciones aparentemente de conseguir afianzar pista realizada junto a la propiedad.
El propietario se ha destacado y se le conoce por actuar de manera arbitraría y sin las autorizaciones necesarias para llevar su explotación, negocio.
Bonita ruta la realizada por el Colectivo Turcón-EeA ayer domingo, en los municipios de Valleseco y Firgas.
Día soleado para regalar a los numerosos participantes, menores incluidos, una excursión fabulosa.
El itinerario incluía visitar los bosques umbrifelos del monteverde del Barranco del Rapador, así como Las Madres, el barranco de La Virgen, y Guadalupe.
Dentro del parque rural de Doramas, se encuentran maravillosos espacios siempre verdes, con laureles, brezos y otras especies del monteverde canario. Lugares que hicieron las delicias de todos los participantes.
Será la próxima ruta de senderismo del Colectivo Turcón-EeA.
Domingo, 16 de febrero.
Hace cuatro años desbrozamos las zarzas que cerraban este hermoso camino que recorre lindos enclaves del Monteverde, dentro del Parque Rural de Doramas. Allí existió una Planta Embotelladora de Agua que se comercializaba con el nombre de este barranco. Conoceremos los baluartes de este recóndito rincón.
Recorrido: unos 6-7 km.
Nivel: dos botas, medio.
Punto de encuentro: Telde, a las 9:30h. parque Franchy Roca.
LPGC, a las 10h. zona de tierra-Circo-La Feria.
Inscripciones desde el lunes, día 10 (14h.) en casa juventud de Telde, 928680686 o email: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
DOMINGO: 9 DE FEBRERO DE 2020 – 9:30 horas DE LA MAÑANA
LUGAR DE ENCUENTRO: PASEO DE LA PLAYA DE LA GARITA, JUNTO AL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO Y EL BOSQUETE DE TARAJALES
ITINERARIO: Playa de la Garita – El Bufadero – Playa Hoya del Pozo – Playa del Hombre – Rincón del Castellano – Taliarte – Playa de Melenara – Clavellinas – Playa de Salinetas y regreso a origen.
DIFICULTAD: BAJA (Transcurre sobre el Paseo Peatonal)
COORDINACIÓN DE LA RUTA: José Manuel Espiño Meilán y José Ángel Rodríguez Fleitas
COORDINACIÓN: COLECTIVO ECOLOGISTA TURCÓN.
PARTICIPANTES: Todos aquellos que quieran rendir un homenaje con su paseo a JOSÉ LUIS GONZÁLEZ RUANO y disfrutar de una ruta interpretada por amigos y vecinos de La Garita.
Turcón
vuelve a solicitar la colaboración y participación de aquellas personas
preocupadas por el patrimonio histórico.
Un Conjunto Arqueológico de Los Picachos, en el término municipal de Telde. A lo largo de estos 26 años hemos pedido tantas cosas que ahora parece que el Bien de Interés Cultural – BIC, podría alumbrar alguna esperanza. No obstante, seguimos tomando la calle como cada mes de febrero de estos últimos 26 años.
Convocatoria para el sábado, día 08 de febrero
Lugar: calle 8 de marzo, junto a Los Picachos.
Hora: de 12 a 12:30 h.
Qué son los Picachos:
El yacimiento arqueológico
de Los Picachos se encuentra en el casco urbano de Telde, en la zona de
expansión del barrio de Los Llanos de San Gregorio, a la que ha dado nombre.
Estos restos arquitectónicos como yacimiento arqueológico, están debidamente
catalogados y por tanto gozan de protección legal, estando especialmente
prohibida cualquier actuación que suponga daños a su conservación.
La parcela en la que se sitúa está
delimitada al norte por la calle Picachos,
al este por la calle 8 de marzo,
al sur por dos bloques de viviendas y al oeste por la calle Juan Negrín. Dentro de la misma se encuentran además el conocido como Tanque de los Picachos, un segundo estanque más pequeño, una antigua
explanada de aparcamientos y, en el vértice noreste, un solar acotado utilizado
como almacén-cobertizo y depósito de maquinaria de obras. Es en este último espacio donde se encuentran los restos
arquitectónicos conservados, aunque no se descarta que se puedan localizar en
el subsuelo más restos arqueológicos sepultados bajo tierra.
Así los restos
arquitectónicos conservados son, de oeste a este los siguientes:
Una primera pilastra, de unos 10 m de
altura, de planta de tendencia cuadrangular de 2 x 2 m aproximadamente en la base, decreciente en
altura. Está realizada en mampostería con mortero de cal, destacando el empleo
de fragmentos cerámicos (tejas y/o formas azucareras) como calzos. En la cara
oeste, en su tramo final, a unos 8 m de
altura, se conserva un saliente de piedra, a modo de ménsula que probablemente
serviría de apoyo para una riostra de madera. La terminación de la pilastra, en
su cima, presenta un perfil irregular producto, casi con toda seguridad, de la
pérdida de material constructivo en algunos de sus lados, aunque no parece que
tuviese mucha más altura que la conservada.
Un primer tramo de pared, de unos 4 m de
largo por aproximadamente 2 m de alto y de ancho. Este muro, aparentemente de
piedra seca, sin mortero, está adosado a la base de la pilastra pero no
enjarjado con la misma. Esta disposición apunta a un momento constructivo
posterior, y de hecho parece responder a un cerramiento de parcelas o fincas de
cultivos. Apoya esta hipótesis el hecho que esta pared se continúa al oeste de
la primera pilastra hasta adosarse al estanque, con lo que se cierra el espacio
por este lado. Sobre la misma se disponían en el pasado cortavientos o
cerramientos de cañas, sustituidos modernamente por una pared de bloques
prefabricados. Este elemento se vio
seriamente afectada por el derrumbe de la segunda pilastra.
Una segunda pilastra, gemela a la
anterior, apenas medio metro más baja, se
levantaba, hasta febrero de 1994, unos 4 m hacia el este de la primera. Sus
características técnicas eran en todo idénticas, conservando incluso una
ménsula de las mismas características y a igual altura. Su remate superior
semejaba estar intacto, sin mostrar pérdidas de material, lo que parece indicar
que en su origen era algo más baja que la primera. Esta segunda pilastra presentaba como señal
característica una grieta vertical bastante evidente, de más de 1,5 m de largo
que afectaba a sus lados norte y este. Después de su desplome los materiales
constructivos permanecieron in situ
durante un tiempo, pero hoy ya no se encuentran en el lugar.
Un segundo lienzo de pared de unos 5 m
de largo y unos 4 m de alto realizado con la misma técnica constructiva que las
pilastras, es decir, mampostería con mortero de cal, y con fragmentos cerámicos
reutilizados a modo de calzos. Esta pared se adosaba directamente a la segunda
pilastra sin estar enjarjada con ella y presentando una sección con el mismo
ancho decreciente en altura. Esta pared que presentaba importantes pérdidas de
material constructivo, tanto en su remate superior como en una amplia franja
horizontal a mitad de su altura, fue muy afectada por el desplome de la segunda
pilastra, perdiendo su apoyo, lo que supuso a su vez su caída. No obstante, el
grosor de la misma, y tal vez la forma constructiva basada en una doble pared
con relleno interior posibilitó que a pesar de caerse toda la cara norte del
muro, aún se conserve la cara sur, lo que su vez ha permitido poner de
manifiesto esta forma constructiva.
El cubo es una construcción de unos 5 m
de altura y de planta cuadrada de aproximadamente 2 x 2 m. Se encuentra
insertada entre el lienzo de pared arriba descrito y otro segundo lienzo
situado en el lado contrario, lo que hace que pase bastante desapercibido. No
obstante, se puede apreciar una técnica constructiva idéntica a la de las
pilastras reseñadas y mejor acabada que la de las paredes, con las que se adosa
pero no se engarza. Esta pieza, que podría identificarse como otra pilastra
tiene una característica especial en su remate superior, que es su planta
circular. Ésta se encuentra actualmente rellena, pero parece haber sido
originalmente hueca en su interior, al modo de los cubos de los molinos
hidráulicos.
Un tercer lienzo de pared, de unos 4 m
de altura y unos 2 m de largo, presenta las mismas características que el
segundo tramo ya descrito, incluso con las mismas pérdidas de material en una
amplia franja situada a media altura, aunque en este caso no se ha visto
afectado por el derrumbe de la segunda pilastra.
Una tercera pilastra, más baja, de unos
6 m de alto, a la que se adosa el tercer tramo de pared, presenta las mismas
características constructivas que las anteriores, con la salvedad que la
ménsula de piedra de la cara oeste se encuentra más baja que en las pilastras anteriores.
Este dato es significativo en tanto que nos indica que, aunque ha perdido
algunas hiladas de piedras en el remate, esta pilastra no tenía la altura de
las anteriores.
Una
concentración de estructuras de restos materiales y medioambientales, testigos
de actividades humanas que tuvieron lugar en un pasado más o menos remoto. Pues
bien, eso es lo que son Los Picachos, los restos de un ingenio azucarero
del siglo XVI, una construcción de hace aproximadamente 500 años.
En realidad,
las grandes columnas de piedra que dan nombre a Los Picachos son los
pilares o pilastras de mampostería de un acueducto que traía el agua para mover
el molino que trituraba la caña de azúcar. El canal de madera del acueducto no
se conserva, pero no es difícil imaginarlo viendo las señales que dejaron sus
apoyos en los pilares. Es más, entre los restos que se conservan todavía se
puede reconocer lo que parece ser el cubo del molino.
Para
entender todo esto debemos tener en cuenta que un ingenio azucarero era un gran
complejo industrial donde la caña de azúcar era transformada en azúcar. Para
ello era imprescindible el aporte de agua, que tenía que tener la suficiente
fuerza para mover los rodillos del molino. Esta fuerza se conseguía creando un
salto de agua artificial, lo que explica la altura de los pilares del
acueducto. El ingenio se completaba con otras construcciones como los cuartos
de calderas en los que se calentaba el bagazo o caña triturada. El líquido
resultante era vertido en moldes y puesto a destilar hasta que se endurecía,
formándose los “panes de azúcar”, bloques de azúcar solidificada en
forma de grandes “rapaduras”.
Fragmentos
de estos moldes para el azúcar son aún visibles entre las ruinas y en las
inmediaciones, por lo que no hay que descartar la presencia de más restos
enterrados en el subsuelo inmediato, en las antiguas explanadas de
aparcamientos. Todo esto convierte a Los Picachos en un sitio histórico
de extraordinario interés que debe ser preservado, restaurando los restos que
se conservan y posibilitando el estudio arqueológico de su entorno para
delimitar su alcance, para así, una vez recuperados y documentados los restos
revertir este espacio a la ciudadanía como un parque público dotado de un
equipamiento cultural. Es competencia de las diferentes administraciones
públicas, en cumplimiento de sus atribuciones, atender a la protección del
patrimonio cultural y dar respuesta a las demandas de la ciudadanía.
El 14 de
febrero de 1994 se produjo el derrumbe de parte de la construcción conocida
como Los Picachos. Éstos eran un referente en la historia y el paisaje
de la ciudad de Telde. Desde el primer momento, y van 25 años, Turcón
Ecologistas en Acción no ha cesado de reivindicar la recuperación de este
emblemático sitio histórico, ante la pasividad y la inoperancia de los entes
públicos. Así, a lo largo de los años transcurridos, en el aniversario del
derrumbe se han convocado concentraciones y actos reivindicativos para demandar
de las administraciones competentes la recuperación de este espacio. Lamentablemente,
la respuesta salta a la vista, la herida sigue abierta en la memoria y en el
paisaje.
Es
necesario realizar una rápida intervención de reconstrucción, rehabilitación y
acondicionamiento del lugar para uso didáctico; donde se den a conocer las técnicas,
actividades y sus formas, incluso integrando la trama urbana llena de datos y
restos históricos de esta influencia industrial del azúcar y la caña, una expresión para transmitirla, como
testimonio relevante de la cultura tradicional del pueblo canario. Este
conjunto arquitectónico, por su funcionalidad histórica, podría configurar una
nueva oferta cultural y turística para nuestro municipio.
Un BIC para recuperar el suelo
La primera
intención de declaración de Bien de Interés Cultural fue en el año 1988
(BOC-136, 28 de OCTUBRE). Una vez incoado el expediente de BIC y pasado tres
años sin una resolución para su declaración, la empresa propietaria del suelo
interpuso un recurso de mora, solicitando el archivo del expediente. Entendemos
está última circunstancia como una acción que demuestra el poco interés
mostrado en ese momento por la protección de aquel lugar.
Por todo
ello, este Colectivo tomó nueva y renovada iniciativa y realizó una
petición con posterioridad, el día 12 de
febrero del 2003, a
la Presidencia del Cabildo, para una nueva declaración de BIC, en el contexto
de las reivindicaciones por la caída del Picacho de aquel año. La iniciativa no
se resolvió satisfactoriamente y en el año 2008 este grupo vuelve a remitir
comunicación escrita al cabildo recordando la necesidad de tramitación, el
expediente claudico ante la indiferencia
e indefinición administrativa e
institucional sobre el verdadero deseo de conseguir tal declaración; como se ve
se suceden un cumulo de despropósitos y ante ellos no perdemos el interés ni
los deseos de ver a Los Picachos de Telde como Bien de Interés Cultural.
La Tronera es una cantonera situada en la calle Drago, esquina con calle
Doramas, estando reconocida como Bien de Interés Cultural, catalogada como Bien
Etnográfico por la FEDAC y figura en la Relación de Bienes Etnográficos
Infraestructuras Hidráulicas en el Plan General de Gáldar (Ficha A.II-B 12E).
Situada en el centro de la ciudad, con un entramado de bocas de reparto
complejo, ubicadas a una altura considerable con respecto a la rasante de la
calle. Dicho bien nos habla del valor del agua para el riego de los terrenos
dedicados a la actividad agrícola.
La importancia de este sistema hidráulico se encuentra inmersa en la
antigüedad de las diversas troneras existentes, se habla de nueve, entre ellas
las de la Heredad de Aguas de Gáldar o las de la Casa del Agua, las más
alejadas en el tiempo procedentes del siglo XVIII y las más recientes en la
primera mitad del siglo XX.
La preocupación ciudadana comienza cuando el Ayuntamiento comunica la
intención de modificar la red viaria en la calle Drago, en la zona donde se
encuentra la conocida por los vecinos como la tronera. Con esta finalidad
solicita una modificación menor del plan general con la eliminación de la Ficha
P-110 del Catalogo de Protección, Troneras calle Drago, a la vez que se
pide informe a la empresa especializada Arqueología D3 que, si
bien reconoce los valores patrimoniales, a renglón seguido habla de
reconstrucción de la infraestructura, plegándose a los postulados mantenidos
por la corporación municipal.
La Tronera junto con la Casa del Agua es un símbolo identitario del
municipio con un reconocimiento patrimonial consolidado, y sin duda una
reliquia del entramado hidráulico de superficie de Gáldar y como tal merece
una visión de conservación in situ, además de la difusión
de su valía entre la población.
Turcón toma conocimiento a través de los/as vecinos/as agrupados en Salvar
la Tronera de Gáldar de sus peticiones convertidas en manifiesto,
difundido en los medios y del escrito presentado al Cabildo Insular de Gran
Canaria, iniciativas que apoyamos por las que solicitamos un cambio de
orientación en las decisiones que pretende la mayoría de gobierno del
ayuntamiento de Gáldar, en cuanto a la demolición de la tronera y su
reconstrucción unos metros más atrás, toca a las autoridades municipales e
insulares reflexionar sobre la oportunidad de sus acuerdos lesivos con el
patrimonio.
La alternativa que se propone desde la plataforma vecinal es
la peatonalización de aquel tramo de la calle Drago, concretamente desde
la esquina, con calle Martinón León hasta la Tronera, que aportaría un espacio
libre de tránsito rodado e indudable calidad de vida a la ciudadanía. Lo que no
es de recibo es arrasar con un bien cultural por la ampliación de una calle.
Nos unimos al llamamiento realizado desde la ciudad de los guanartemes exigiendo la no demolición de la Tronera, el no a la replica de la misma, y un si a la conservación, restauración y puesta en valor de lo auténtico. La Tronera no se toca.
Dicho organismo condenado a pagar costas por el Juzgado
El entubado del barranco de la Culata en el T.M. de San Bartolomé de Tirajana por parte de la Heredad del Risco Blanco, motivó que el Colectivo Ambientalista y por instancias de vecinos del lugar, pedir información de las obras realizadas y que pensaban realizarse, conducción de aguas por tuberías para ser encauzadas y retiradas del fondo de dicho barranco.
Las competencias en materia de aguas como todos sabemos, es del Consejo Insular de Aguas y es el organismo que ha de velar por los caudales ecológicos y el orden de los intereses de usos del agua, donde destacan las heredades en alterar, modificar y llevarse el valioso elemento líquido a costa del biotopo del lugar.
La susodicha heredad sin encomendarse al cielo y por pura avaricia, procedió y en varias fases a instalar tuberías en el fondo del barranco para llevarse las aguas y distribuirlas en sus condominios hidráulicos.
Vecinos
alarmados
Vecinos del lugar, mentalizados y concienciados en la protección del Medio Ambiente, conocedores de lo que supone retirar las aguas libres en el barranco, se pusieron en contacto con este grupo ambientalista, que al conocer este problema se dirigió al Consejo Insular de Aguas para solicitarle información del problema y al tiempo trasladarle de los actos de la heredad, colocando en diferentes fases, tuberías.
La administración obligada a contestar, no lo hizo y ello supuso el acudir al Contencioso Administrativo previa presentación de una solicitud de Certificación de Actos Presuntos, que deja claro de la inacción del Consejo. La obligación de contestar por parte de la administración está reconocida en la Ley que regula el Derecho de Acceso a la Información y no hacerlo supone el poder exigirla a través de Contencioso Administrativo.
Alegan no
estar obligados a pasar información
El Gabinete Jurídico del Consejo Insular, contesta al Magistrado de lo Contencioso en senda argumentación que no facilitaría la información solicitada, pues planteaba que la instalación de tuberías no es tema ambiental, sino una más de las concesiones administrativas.
Se le pasó a la letrada, tres respuestas del propio Consejo Insular sobre entubados, asumido por la administración como tema ambiental y que refuerza nuestro planteamiento. El resultado producido, el condenar al pago de Costas de 500e a la administración por negar la información al colectivo ambientalista.
Condenan a Costas al Consejo Insular
Acceso al expediente: https://photos.app.goo.gl/3FCFsnT7XnHMsh957
Sempiterno lector, viajero
incansable, renacentista convencido, José Luis González-Ruano ha sido y es un
excelente narrador y poeta.
Hemos compartido infinidad de
charlas, de cuitas, de pareceres, de puntos de vista comunes y de criterios
contradictorios. Defensor apasionado de la riqueza del lenguaje, sus
reflexiones guardaban siempre un poso de sosiego y meditación, sus argumentos eran
sólidos y siempre acababa yo aprendiendo de aquel ser humano, amigo
inolvidable, que me hacía ver con claridad meridiana el por qué de sus argumentaciones, la fortaleza de sus
conclusiones.
Siempre había, a la postre, unas
risas, un deseo de vivir de nuevo ese momento, con otro argumentario, otra
temática. Compartimos cervezas y degustamos excelentes vinos, saboreamos
elixires espirituosos que nos transportaban a tierras y autores literarios que
ocupaban tan entrañables como recónditos espacios en nuestros corazones y
memoria.
Así el ron nos llevaba a
Heminguay de quien era un profundo admirador. Había seguido en sus viajes los
periplos del Premio Nobel, Cuba, Pamplona, donde, junto al busto que preside la
plaza de toros, se retrataba él, añadiendo una foto más a su álbum de recuerdos
del Camino de Santiago.
El orujo nos acercaba a Castelao,
a Alvaro Cunqueiro, a Rosalía de Castro y lo disfrutábamos puro, trasparente,
aromático, en lugares cargados de
simbolismo como el alto do Cebreiro o en forma de queimada en su refugio
natural, muy cerca de la laguna de Valleseco, en encuentros familiares que
animaban a tocar el timple y la guitarra y cantar isas y folías, muiñeiras y
alalás.
Pero el periplo que más hondo
cuajó en mi interior, fue su creación literaria.
En 1998 obtiene un Accesit Premio
de Poesía Pedro García Cabrera con su obra “Últimos pájaros del océano”. Su
dedicatoria, la primera de muchos libros publicados, dice todo de un amistad
eterna: ” A José Manuel Espiño que ha volado conmigo en el océano interminable
de la amistad. Que no se cansen nuestras alas” Jamás se cansarán Pepe, mientras
un hálito de aliento dé vigor a mi cuerpo y a mi memoria. Nunca, amigo mío.
Deseo hacer una semblanza de su
obra más destacada, a través de sus palabras. Tal vez así, disfrutando de
ellas, encuentre usted en sus escritos enorme placer y esperanza. Placer de
mundos recorridos que serán suyos, palabra tras palabra; esperanza por una
humanidad con otras miras, más solidarias, más responsables más sanas. Salud que nos da el conocimiento y
que nos enferma la ignorancia, un mundo sin fronteras, sin barreras y rayas.
Sin muros infranqueables pues a la postre es esto, tenacidad vana. Si imposible
es poner puertas al campo, más difícil se torna encarcelar la esperanza.
“Ulises y la Garita Azul” fue su
primera publicación. El Ayuntamiento de Telde patrocinaba y editaba en 1988 una
joya hace tiempo agotada que ensalza su litoral, la esencia de sus gentes, al
alma de un pueblo. Es su espacio vivenciado, su entorno más cercano, su día a
día.
“Fíjate, Ulises, allí está el
último tarajal libre de nuestra playa. Ya no le llega el aire limpio que bajaba
por este cauce, le han apagado el sol tenue de las tardes, hace tiempo que sus
ramas no cobijan el trino alegre de aquel pájaro amigo y hasta le han robado la
sonrisa azul del océano, destruyendo la pequeña playa que lo llenaba de noche
marina” Capítulo: El árbol del mar. Ulises y la Garita azul.
El bufadero, la playa de los
Palos, el puerto de la Madera, las salinas, el poblado aborigen, la playa de
San Borandón, la cueva azul de la Reina Mora… lugares entrañables de la costa
teldense, próximos a donde vivió siempre José Luis, su querida playa de La
Garita, narrados con un lenguaje fluido y entrañable y dirigidos a su hijo
Ulises.
En 1995, la Consejería de Turismo
del Gobierno de Canarias y el M.I. Ayuntamiento de Telde publican: “El
bosque de Tara. Andando por los espacios naturales de Telde”.
Esta joya bibliográfica nos
acerca a todos y cada uno de los paisajes que definen el municipio: la caldera
de los Marteles, los Altos de Jarcó y los Cercados, los volcanes de Rosiana y
el Gamonal, los valles de Casares y San Roque, El Malpais y la sima de Jinámar,
los arenales de Tufia, el bufadero de la Garita, el mar de las Puntas y los
Roques, el barranco de los Cernícalos
De este último capítulo es este
párrafo, invitación indudable a todos los caminantes a recorrer las sendas de
la isla en busca de las bellezas y valores que indudablemente encierran:
“Tras una jornada de fantásticos
encuentros con el agua y las hermosas manifestaciones de la vida, el caminante
acabará su periplo por el barranco reconociendo que este es, sin duda, un
espacio natural para interpretar la naturaleza con los cinco sentidos y, sobre
todo, para procurar conservarlo como referente emblemático del patrimonio
ecológico de Telde y de la isla”.
En 1998 edita su primera obra
bajo el sello de Azulia, dentro de su Proyecto Mundo Isla. El título: “Chelonia
en Orchilla y el Cuaderno de Tindaya”. José Luis, profundamente comprometido
con el medio natural de las islas, pincela un desgarrador lamento ante la
enorme tropelía y soberbia insensatez de querer vaciar la sagrada montaña de
Tindaya. Afortunadamente, la lucha del pueblo fue tenaz y tal desmán no se
llevó a cabo, hasta la fecha:
“Hay polvo de hueso de mujer en
la cima de Tindaya. Algunas noches, dicen que no más de tres al año, la montaña
se queda sin aire y se escucha claramente la respiración agitada de la piedra.
Es entonces cuando aparecen las luces blancas” El
cuaderno de Tindaya.
Hombre de mar, mi querido hombre
azul, siempre indagó en la búsqueda de esas raíces marinas con la belleza de su
lenguaje:
“Siempre intento recordar cómo
entró el mar en mi vida y cada vez quiero saber algo más sobre ese mismo mar
que me rodea. Me he acercado a los puertos perdidos en los confines del mundo,
he arribado a playas secretas, y he contado el tiempo en la arena como si fuera
un ave marina”Chelonia
en Orchilla.
Fue en 1999 cuando CajaCanarias
publica su obra poética: “Últimos pájaros del océano”.
Con fuerza arrolladora, orgulloso
de sus raíces en un San Cristóbal pescador y marinero, el autor rescata sus
orígenes en el poema: Biografía
inacabada de un hombre azul:
“Yo soy el hijo de José,
la cicatriz azul de Cecilia,
un cruce de océano y pez
que me semeja a cualquier isla.
Sólo escucho el mar que me
inunda,
sus brisas espirales, sangre
que a lo salvaje me vincula,
viento de aisladas tempestades.
Y más que un ser soy un estar
ornando el nombre la arena,
un eco de profundidad
desde la orilla a la cabeza.
Hombre repleto y derramado
como fruta marina, cuerpo
que invoca la espuma en sus
rasgos
hundidos en las sales del fuego.
Y aún por el mundo sobrevivo
respirando gotas azules,
mordiendo hierbas del abismo
hasta que el agua me desnude”.
En el año 2005 bajo el sello
Azulia, publica su primera novela: “Isla de Lobos”. Como el mismo nos
dice en la contraportada: “Un libro, intenso como un naufragio, para leerlo en
una isla desierta”.
“Al tiburón lo dejaron sangrando
la derrota en un charco y no murió hasta que el lugar se limpió de ruidos
humanos. Y allí se quedó esperando la sepultura de la marea, como si su carne
maltratada fuese tan solo un despojo de la historia.
“Ulises Duncan, cargado de cañas
y bártulos, siguió a sus hijos a distancia hasta llegar al desolado promontorio
del faro y tuvo tiempo suficiente de calmar las angustias del alma con el
fuerte olor a vida que los muchachos iban dejando por el camino”. Isla de
Lobos.
Siempre fue antropólogo, aunque
la carrera la cursara tras medio siglo de existencia.
En el año 2008 sale a la luz su
segunda novela: “Surf Republic”. Segunda entrega de su
trilogía Mundo Isla, iniciado con Isla de Lobos. El país del oleaje, así define
el mundo de las olas al que José Luis conferirá categoría de estado.
“La tribu del oleaje en el vacío
del amanecer seguía dispuesta a saltar a la orilla, a nadar hasta acercarse a
las ondas imaginarias, bajando primero la cabeza para sortear la rotura
bramante, empujando la tabla hacia el fondo para volver a emerger infatigable
al encanto de la luz, para buscar el calor de la hembra líquida, la madre de un
mundo salvaje, tan antigua como el tiempo, y luego el más limpio vuelo hacia el
conocimiento completo del corazón humano…” Surf
Republic.
2010 fue año jacobeo. Pasarán
once años antes del nuevo año santo:2021. Con motivo de tal efeméride, José
Luis publica con su linea editorial, Azulia, “El camino de Santiago en Gran
Canaria. Un viaje a la isla interior”
Paso a paso, desde la iglesia
parroquial de Tunte hasta el templo de los caballeros de Gáldar, el autor nos
describe a través de barrancos y calderas, llanos y degolladas, conos
volcánicos y malpaíses una senda mítica, cargada de pasado, que recorre por
caminos ancestrales los más variados paisajes isleños.
“Fue la semilla de un naufragio
la que trazó el rumbo en el Atlántico, desde Galicia hasta Gran Canaria,
extendiendo el Camino de las Estrellas en el corazón de la lava hasta hacerlo
coincidir con antiguas rutas nativas. En algún lugar dentro de mí está ahora
ese camino.”El Camino de Santiago en Gran Canaria.
2015 nos sorprende gratamente con
una nueva novela: “Donde anidan los albatros”, editada por Azulia. En
palabras del autor, la contraportada nos insinúa de que va su lectura: ¿Qué
libro es éste? Ahí están los relatos de un mundo primitivo sobre los que
gravita, como un ave marina elevada en los océanos, la poesía de los
encuentros.
“No sé si algún día viajaré hasta
el archipiélago de Svalbard, en el océano Glacial Ártico. Pero me gustaría. Es
la orilla fría. Una escala hacia otro mundo. Allí hibernaría eternamente, como
un oso polar, abandonando mi respiración al enigma del sueño del invierno. Lo
pienso cuando estoy en un promontorio final en la isla de Mageroya, en la
Laponia noruega, mirando el sol de medianoche que apenas roza el océano y
asciende”. Del capítulo: Azul ártico.Donde anidan
los albatros.
En 2018 sale a la luz su última
publicación. Se trata de: “El
archipiélago nómada. Un viaje libre y salvaje por las islas
Canarias”.
“La isla no siempre es un refugio.
Nada consigue explicar su destino, aunque todo viaje por mar acabe en una
orilla. Así llegan también hasta las solitarias playas como la de San Borondón
los restos de los naufragios, los desechos y los cadáveres oceánicos.” El
archipiélago nómada.
Pendiente nos queda su última
obra, aquella que cerraría su trilogía Mundo Isla. Pero en estos treinta años
de publicaciones hay material suficiente para reflexionar sobre nuestras
relaciones con el medio natural, con las personas que lo habitan, con las plantas
y animales; en suma, con la vida.
Esperando quedamos.
José Manuel Espiño Meilán.
27 de enero de 2020, hoy, mi fiel amigo, se ha detenido tu corazón pero centenares palpitan tras tus pasos. ¡Buen camino, peregrino!
Tiempo fresco y agradable para la actividad familiar del Colectivo Turcón que realizó ayer.
Los participantes realizaron un recorrido aproximado de 8 km y disfrutaron de las explicaciones didácticas del profesor Paulino, escritor y buen conocedor de estos barrancos.
El Draguillo: un lugar marcado por su geomorfología
volcánica, por su rica biodiversidad y legado histórico cultural. Declarado
Espacio Natural Protegido, divisorio de los municipios de Telde e Ingenio, el
Draguillo, sobrevive a la urbanización. Recorrimos su parte alta, para conocer
su bello palmeral. Después avanzamos por territorio de Telde, por el Gamonal,
donde giramos a la vertiente del barranco de Silva, para descender por Calacio
y Las Medianías de Telde.
Más
información:
Constituye una unidad geomorfológica bien definida, con conos
volcánicos alineados, paredes escarpadas y procesos erosivos evidentes que han
ido encajonando el barranco con el paso del tiempo. En sus laderas se refugian
muestras de ecosistemas naturales y flora autóctona, con abundantes endemismos
canarios y macaronésicos. En conjunto, el Barranco del Draguillo conforma un
paisaje de gran belleza, donde confluyen elementos de gran valor natural con
elementos de interés cultural por albergar una muestra de asentamientos
aborigen, siendo muy comunes las cuevas de habitación y de enterramiento. La
vegetación potencial corresponde casi exclusivamente al dominio del bosque
termófilo, salvo en sus cotas más bajas que corresponde al piso basal. La
vegetación actual está formada en su mayor parte por matorral de sustitución
dominado por tabaiba amarga, vinagrera, tajinaste blanco, verode y aulaga.
Existe una formación de acebuchal-palmeral en la cabecera. En las zonas más
bajas aparecen cardonales y tabaibales de Euphorbia
balsamifera en buen estado de conservación.
DRAGUILLO,
BARRANCO DE (INGENIO Y TELDE)
Con este topónimo que hace alusión a un pequeño drago, se
conoce al barranco que conforma la frontera administrativa entre los municipios
de Telde e Ingenio, atravesando el territorio de los Volcanes de Rosiana,
donde se localiza un yacimiento arqueológico conocido con el mismo nombre,
también llamado Cuevas de Juan Tello, por encontrarse situadas en las
rampas sudestes de la montaña homónima junto al cauce del barranco.
El barranco tiene sus nacientes en Las Nareas a 850
msnm., si bien su tributario el Barranco de la Morisca penetra más
hacia el centro de la isla y nace en Los Majaletes a 1.200 msnm.,
discurriendo en dirección Este para desaguar junto al Caserío Playa Ojos
de Garza, en El Callao.
Su cauce medio, a partir de La Pasadilla es el territorio protegido del Monumento Natural del Barranco del Draguillo (C-33 Decreto 18/2003, de 10 de febrero, Gobierno de Canarias), que conforma una definida unidad geomorfológica con «conos volcánicos alineados, paredes escarpadas y procesos erosivos evidentes que han ido encajonando el barranco con el paso del tiempo. En sus laderas se refugian muestras de ecosistemas naturales y flora autóctona, con abundantes endemismos canarios y macaronésicos».
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