Publicamos un artículo de opinión de Álvaro Monzón Santana.
Biorresiduos: la materia orgánica del Ministerio.
El Ministerio de Medio Ambiente obligará a los ayuntamientos a la recogida selectiva de biorresiduos para evitar las multas de Europa.
La basura de un hogar cualquiera, colillas arriba o abajo, cuando la diseccionamos, generalmente, encontramos un 26,8% de materia orgánica, un 17% de papel/cartón, un 18,3% de envases ligeros, un 3% de vidrio, un 17% de materiales mixtos, un 5,9% de madera, un 8,1% de textiles y un 3,9% de metales.
Como se ve el porcentaje que predomina es la materia orgánica que el Ministerio llama Biorresiduos, cuestión que, a partir de diciembre del 2020, obligará a los ayuntamientos a reformular el sistema de recogida selectiva, toda vez que al contenedor gris debemos “exprimirlo” para reducir su volumen y así evitar la colmatación de los vertederos.
Nuevo marco normativo.
El pasado 19 de junio, concluyó el plazo de participación pública que ha superado el borrador del anteproyecto de ley por la que se modifica la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados.
Los interesados han tenido un mes para presentar sugerencias y alegaciones, toda vez que ha estado en exposición pública en la web del Ministerio de Medio Ambiente.
La Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados establece en su artículo 22 el objetivo de preparación para la reutilización y reciclado de residuos de competencia municipal que debe alcanzar España en 2020 (el 50%), incorporando así el correspondiente objetivo fijado en el artículo 11 de la Directiva 2008/98/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008 sobre los residuos y por la que se derogan determinadas Directivas (Directiva Marco de Residuos).
Recientemente, esta Directiva ha sido revisada y en lo que respecta a los objetivos de preparación para la reutilización y reciclado de residuos municipales, se han fijado objetivos ambiciosos para el medio y largo plazo: 55 % para 2025, 60% para 2030 y 65% para 2035.
Escasa implantación del reciclaje.
Teniendo en cuenta que, con la última información disponible correspondiente a 2015, España se encuentra en el 30% (cifra del Ministerio muy optimista: mi opinión) de preparación para la reutilización y reciclado de los residuos municipales, se propone la modificación puntual de la Ley 22/2011, de 28 de julio, para obligar a la recogida separada de los biorresiduos antes del 31 de diciembre de 2020, para los municipios de más de cinco mil habitantes (p.e.: Telde) y antes del 31 de diciembre de 2023, para el resto de municipios, así como establecer la recogida separada obligatoria de los residuos textiles y de los residuos peligrosos de origen doméstico a más tardar el 31 de diciembre de 2024.
El nuevo artículo 24 a) quedará redactado de la siguiente manera:
- Establecer, con carácter obligatorio, la recogida separada de los biorresiduos para destinarlos al compostaje o la digestión anaerobia, en particular de la fracción vegetal, los biorresiduos de grandes generadores y los biorresiduos generados en los hogares. Los municipios de más de cinco mil habitantes de derecho instaurarán la recogida separada de los biorresiduos en el servicio de gestión de los residuos municipales antes del 31 de diciembre de 2020. El resto de municipios deberá establecerla antes del 31 de diciembre de 2023.
Aunque aún es solo un anteproyecto parece que los responsables del Ministerio van en serio con esta cuestión y pronto tendremos un nuevo reto que afrontar en Gran Canaria. Un auténtico desafío para los ayuntamientos. Una vuelta de tuerca para cumplir con las políticas de separación selectiva. Podemos esperar sin hacer nada mirando para otro lado y luego vendrán los lodos o afrontar las multas por incumplimiento.
Si logramos separar la materia orgánica del contenedor gris (en Canarias no tenemos experiencias que contar), nos quedaría la fracción resto (17%) que aún no somos capaces de reducir y reciclar. Toda una penalización: un reto medioambiental a la vuelta de la esquina.
Artículo de opinión de Álvaro Monzón