POR FIN, NOS ENCONTRAMOS CON…¡LA MADRE DE LA BAIFA! ENTREVISTA A LOLI, UNA DE LAS DOS PROMOTORAS Y MADRES DE ALBORINCO.
17/12/2012 · by ALBORINCO · Bookmark the permalink. ·
Sí; esa, la que siempre nos convence de que los puerros están buenísimos, de que necesitamos comer muchas, muchas habichuelas esta semana, porque son el “producto solidario”…
Aquí seguimos en la apasionante tarea de conocer a la encantadora gente que nos alimenta con tanto amor, dedicación…y sudores.
Esta es la primera de las entrevistas realizadas literalmente “sobre el terreno”, en la finca que tiene arrendada en El Calero, concretamente en Las Tapias.
Hola Loli: ¿Cómo y cuándo se te ocurrió este proyecto?
Hace unos doce años decidí que no quería trabajar para nadie. Siempre me ha gustado trabajar en la tierra y cuando fui madre lo vi mucho más claro; quería que mi familia comiera sano y que mis hijas vivieran de cerca otra forma de vida, que hoy en día nos parece lejana o perdida.
Este proyecto no se me ocurrió. Se ha ido dibujando sólo. No queríamos que la tierra desapareciera fagocitada por la voraz fiebre urbanística del momento, ya que la finca donde ocupo mi tiempo está situada en una zona con alto riesgo de ser atropellada bien por el paso de carreteras o por la recalificación del uso agrícola por el uso urbano. También estaba dentro de la idea la visibilización de las personas que cultivan, retomar la confianza de quienes producen, la cercanía, el valor de lo local…queríamos que tanto quienes producen como quienes se alimentan supieran la realidad de cada cual dando la oportunidad de que se conocieran.
¿Cuál es tu formación?
Cuando empecé no tenía formación alguna en temas agrícolas. Sólo tenía ganas. Ahora tengo un título de ciclo superior en Gestión de Fincas Agropecuarias, pero mi gran maestra es la propia tierra y las conversaciones con los vecinos mucho más experimentados.
¿Cuál fue tu principal motivación al comienzo?
Pasé de la pancarta a la acción. He comprobado que poner en práctica el predicamento es una lucha muy silenciosa y solitaria, pero no invisible. Con iniciativas de este tipo cada vez somos menos invisibles y se defiende más la actividad, en este caso, agrícola.
¿Qué filosofía te inspira?
La de la coherencia, la de la lógica y la de la justicia. Precios justos, fórmulas de relación y producción adecuadas a nuestra realidad, bajo prácticas sin química de síntesis…en definitiva me inspira una fórmula que desconozco y que se va resolviendo con el interés de todas las partes implicadas. Esta filosofía tiene mucho que ver con un concepto que ahora se escucha mucho, pero que es muy antiguo, soberanía alimentaria. Me inspira el sentir que debo defender el derecho a la tierra y a trabajar dignamente en ella, sin sentir las amenazas que nos acechan, siendo la peor, con diferencia, la creencia de que la tierra da mucho trabajo y no es deseable. Deseo transmitir que la tierra da frutos, alegría y calidad de vida si utilizamos canales de comercialización cortos y fuera de lo que dice el mercado, que suele ser bastante injusto con el productor y muchas veces con el consumidor por ofrecer un producto con una estética magnífica pero mala calidad en sus cualidades organoléticas y de durabilidad.
Loli: tú tuviste un sueño: ¿En qué medida lo ves cumplido?
Casi en su totalidad. Pero…sigo soñando. Construir esta idea no ha sido ni es fácil. Todavía hay muchas cosas que resolver porque a medida que va adquiriendo estructura surgen otras necesidades… La idea es llegar hasta un punto sostenible y viable sin perder la esencia que nos mueve. Este es un proyecto piloto que pretende dar en las claves de funcionamiento y sostenimiento para que se reproduzca en otros lugares.
¿Cómo ves Alborinco dentro de 5 años? Tu deseo, tus planes de futuro…
Todo está cambiando…Creo que dentro de 5 años habrá mucha más coherencia en la sociedad. Lo que llamamos crisis creo que es una puerta abierta a la conciencia. Alborinco estará aún más lleno de conciencia y será más divertido que ahora ¡¡que ya lo es!!.
Háblanos de tu grado de implicación en este momento.
Cada vez quiero más implicación y menos presencia; dejar de ser la madre. Todos formamos parte, todos somos madres y padres. Yo inicié, uniéndome posteriormente con Belinda. Ahora la implicación es tarea colectiva. Belinda y yo hacemos el papel de mediadoras y muchas personas velan para que esto siga adelante.
¿Cómo te sientes en esta tarea mediadora?
Este trabajo me encanta. Está hecho a mi medida.
Lo he hecho a mi forma. Me divierto muchísimo y creo que quienes vienen también se divierten.
Una vez mencioné la “asamblea de Alborinco”,pero no sé si existe tal cosa o algo parecido. ¿Cómo se toman las decisiones aquí? Me refiero a precios, aceptación de nuevos productores, fases de crecimiento, o consolidación, planificación de cultivos…
Sí hay asambleas. Los precios se pactan al principio de la temporada. Se consultan las dudas. Ahí está la labor que hacemos Belinda y yo tratando de comunicarnos con quienes producen y quienes consumen.
Los nuevos productores que quieren empezar a participar son informados del funcionamiento interno que entre otras cosas conlleva compromiso. En cuanto a las etapas de crecimiento, nuestro caballo de batalla es el de equilibrar la oferta con la demanda. Siempre estamos ahí, informando a los consumidores de qué está pasando con el producto y a los agricultores pidiéndoles que nos tengan informadas de cómo van los cultivos.
¿Qué dificultades ves en el momento actual del colectivo?
Muchas. Todavía estamos en el inicio. Si lo comparamos con un bebé, podríamos decir que empieza a gatear. Hace falta cambiar la forma de relacionarnos- es importante crear tejido, entrelazar, conectar con más sinergias. Es necesario tomar conciencia de la forma de vida y buscar un equilibrio que nos aproxime a una realidad más sostenible en el tiempo; comer más en casa; más cooperación, menos individualismo. Yo suelo decir de broma que uno de los cambios profundos de esta sociedad pasa por la cocina…mucha gente se ríe pero estoy convencida de ello. De todas formas, este es un momento de muchos cambios. Alborinco es un indicador más…
Oye, Loli: tus propuestas parecen consignas de manifestación. Hacen falta pancartas de éstas.¿No?
Esta sociedad ha puesto su confianza en establecimientos y organismos indignos de nuestra confianza, valga la redundancia. Salta a la vista lo que no se ha podido ocultar…alimentos que nos enferman, prácticas de obtención de alimentos espeluznantes, desigualdad y pérdida del derecho y la democracia en la cadena del sector primario…
Mi síntesis: algo grave está pasando cuando todos necesitamos comer y los agricultores no pueden vivir de su trabajo. Ni aquí ni en ninguna parte del mundo. Y además dependen de los bandazos del mercado y de los giros de la globalización, que este caso no es más que la traducción de cómo hacen su trabajo las multinacionales.
¿Y tú qué le pedirías a las personas productoras?
Que sigamos trabajando en esta idea, profundizando cada vez más en la teoría y en la acción.
Y a las personas consumidoras ¿qué les pedirías?
Lo mismo que a las personas que producen. Seguir trabajando en esta idea porque no vamos desencaminadas. Se demosró en la jornada de soberanía alimentaria que hicimos hace unos meses y se demuestra cada semana cuando vienen a unos recibir y a ofrecer otros.
Loli: ¿Cómo definirías a las personas consumidoras de Alborinco?
No hay un solo tipo de persona. Hago un inciso. Nos repatea llamarles consumidores, pero no encontramos una palabra más adecuada que los defina…¡¡admitimos sugerencias!!.
Aquí llegan desde las personas más idealistas y con deseos de cambiar el mundo, hasta las que sólo pretenden hacer un buen potaje. En general, se acercan aquí porque les preocupa su salud, pero en cuanto toman contacto con la filosofía que llevamos, la salud pasa a un segundo plano. Entienden también la importancia de nuestro entorno, la justicia y todo lo que implica que digamos que tratamos de hacer agricultura lógica y social.
¿Qué opinas sobre el debate de Soberanía Alimentaria?¿Qué propondrías para avanzar en la práctica?
Es necesario llevarlo a los asuntos de actualidad. Derecho a los alimentos, Democracia Alimentaria…dá igual cómo lo llamemos. Es vital debatir y profundizar para entender el derecho a que no nos falte el alimento, y la responsabilidad que tenemos las personas que producimos y las que consumimos para que esto sea así. Es muy importante que la producción sea local aunque establezcamos lazos con otros lugares para complementar.
No deberíamos dejarnos engañar con campañas de las multinacionales que nos hablan de productos transgénicos que nos proporcionarán riquezas y eliminación del hambre en el mundo. Salta a la vista que la única verdad es que han hecho dependientes a pueblos que no lo eran y han saqueado prácticamente al planeta con apariencias perversas que prometen puestos de trabajo bajo comportamientos consumistas. Ellas roban lo que le da la vida a un pueblo: la tierra.
En nuestro caso particular no podemos seguir permitiendo que nos roben la tierra.Esto no es un problema sólo de los países en vías de desarrollo. Parece que tampoco es una intención únicamente de las multinacionales que ya se han metido a comprar tierras en los pocos lugares que aún qedan con gran fertilidad agrícola, sino de nuestros gobernantes que han perdido la noción de pasado y futuro consintiendo este tipo de prácticas. En este espacio europeizado pensamos que nunca vamos a necesitar la tierra. Creo que esto es un error.
Acabar con el suelo de uso agrícola debería legislarse como asesinato. Los usos especulativos del suelo son irreversibles: aparcamientos, edificios, carreteras, desaparición de infraestructuras de canalizaciones de riego y almacenamiento de agua, destrucción de actividades asociadas a la agricultura que permiten cerrar los ciclos y un largo etc. Es importante conocer para defender.
Para avanzar en la práctica, propondría que hiciéramos un esfuerzo por consumir productos locales…que buscáramos la coherencia en las acciones cotidianas y nos informáramos de dónde viene lo que comemos…
También eres agricultora y ganadera. Cuéntanos de tu finca.
Más que agricultora, soy persona que intenta obtener de la finca lo necesario para la casa. El objetivo no es vender sino no tener que comprar. Deseo entender los procesos de la tierra y su sabiduría. Esto no está en los libros y las personas sabias, los libros andantes se nos mueren.
En cuanto a la ganadería, es muy pretencioso denominarme ganadera. Tengo dos cabras, algunas gallinas, una pareja de patos y unas pocas lombrices en bañeras que me permiten cerrar el ciclo de parte de las necesidades de la finca. Las cabras me parecen muy interesantes porque son las trituradores perfectas de materia vegetal que luego se trasforma en abono.
Como agricultora y ganadera me queda bastante camino por recorrer.
Y, por último: ¿Qué crees que Alborinco puede aportar a tu vida y a los demás?
Es mi proyecto de vida. A los demás habrá que preguntarles…¿no te parece?
Si me ganara la lotería, compraría fincas para ceder a la comunidad. Mucha gente quiere trabajar la tierra y no puede.
¡¡Muchas gracias, Loli!! ¡¡Qué fuerza y qué claridad de ideas tiene esta mujer!! ¡¡Y…tengan cuidadito, porque es contagiosa!!
Inma Collado