M. J. MONZÓN
La Provincia, 25-7-2009
La sentencia del Juzgado Número Uno de Arucas que obligaba al derribo de cuarenta palmeras del palmeral de Buenlugar, en la villa de Firgas, se ejecutó finalmente ayer viernes. A media mañana comenzaron los trabajos de la tala ante la impotencia de Miguel Marrero, propietario de los terrenos en los que se ubica el palmeral, ya que después de muchos años de lucha al final no ha podido salvar al histórico palmeral de su finca.
Miguel Marrero asegura que la sentencia no se ha ejecutado según lo establecido, ya que en la misma se fijaba una distancia de 1,68 metros para el derribo, y según su versión, los operarios de la empresa encargada de la tala de las palmeras ejecutaron la misma a un distancia de más de dos metros.
Hasta última hora, este vecino de Firgas mantuvo la esperanza de que las palmeras no fueran derribadas, ya que desde la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo grancanario se le aseguró que las palmeras no se podían tocar por estar protegidas.
Sin embargo, cuando llegó la hora de la tala, ningún técnico de la Consejería se presentó, a pesar de que durante toda la mañana se les estuvo informando del inicio de la tala. Además, también se muestra indignado, ya que se le impidió acceder a la zona donde se iba a ejecutar la tala.
Después de años de litigio judicial con el propietario de los terrenos colindantes que reclamaba una serventía de paso, Marrero ha visto cómo la Justicia le ha dado la razón al demandante, que a partir de ahora podrán acceder si problemas a su finca por los terrenos del palmeral. Sobre las cinco y media de la tarde de ayer viernes caía la última palmera que el Juzgado de Arucas ordenó derribar y que llevaba 50 años en pie.
- Algunas de las palmeras taladas en el palmeral de Buenlugar (Firgas). Yaiza Socorro
