El cambio climático frena el papel del mar como sumidero de CO2 según investigadores del grupo Quima, que participará en un nuevo estudio internacional sobre las claves de este cambio.
Los niveles de dióxido de carbono (CO2) absorbido en el Atlántico Norte en la última década son menores que los absorbidos en la década de los 90, como consecuencia de los efectos del cambio climático. Esta es una de las principales conclusiones del estudio internacional Carboocean que concluyó el pasado mes de diciembre, en el que ha participado el grupo de investigación de Química Marina (Quima) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) dirigido por Melchor González Dávila, junto con otras 40 instituciones de 14 países.
La principal novedad de este proyecto ha sido la utilización de barcos comerciales equipados con sensores químicos y la información aportada por los satélites sobre las temperaturas de las aguas superficiales, con el fin de establecer un mapa de incorporación de CO2 para todo el Océano Atlántico Norte. Los profesores de la ULPGC han sido los responsables de medir el dióxido de carbono en la estación de series temporales oceánicas al norte de Canarias (Estoc) y con una nueva línea de observación a lo largo del Atlántico Norte gracias a la colaboración de la empresa MSC.
«Se cubrió todo el Atlántico Norte, se hizo un modelo de extrapolación y el resultado ha sido una información con un nivel de error de sólo el 10% sobre el contenido de dióxido de carbono tomado por el océano. Si somos capaces de extrapolar el estudio a todo el océano, que está bien cubierto de barcos, se puede conocer el alcance de su papel como sumidero de dióxido de carbono», afirmó González Dávila.
En este sentido, el investigador anunció la presentación en Bruselas de un nuevo proyecto, denominado Carbochange (Cómo cambia el carbono) con el que se desarrollará un mayor registro sobre cómo están cambiando los niveles de CO2, con la novedad de que, además de estudiar lo que ocurre en la superficie del mar a través de los datos aportados por los barcos comerciales, se indagará sobre qué cantidad de CO2 tomada en la superficie es inyectada hacia las aguas más profundas y secuestrada miles de años.
«Vamos a estudiar sobre todo los procesos que pueden afectar al secuestro de dióxido de carbono, y se van a hacer procesos físicos, químicos y biológicos (cambios de ph, de temperatura, circulación oceánica…); así como identificar las regiones que más fuertemente pueden verse afectadas por estos cambios».
Los investigadores de Química Marina de la ULPGC estudiarán en el Ártico la zona que está debajo del hielo, que puede quedar expuesta a la atmósfera una vez que éste desaparezca. «Acabamos de venir de una expedición de 40 días y vamos a hacer dos más para hacer un estudio al respecto en la zona ártica junto con científicos rusos»; y en colaboración con un grupo de investigadores de Casablanca (Marruecos), el equipo de la ULPGC estudiará el efecto de las regiones de afloramiento.
El grupo Quima dirigirá la parte del estudio sobre procesos químicos en el Atlántico, además de participar en el Comité de seguimiento de Carbochange.
Este proyecto, de cuatro años de duración, ha supuesto una reducción del 50% de la financiación con respecto a Carboocean, pasando de catorce a siete millones de euros. Participarán cerca de 30 grupos de investigación de 13 países.
FUENTE|| LAPROVINCIA.ES y Boletín FULPGC
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