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BEN MAGEC: 20 años transitando proyectos y esperanzas

De Ecologistas en Canción

Foto de grupo al finalizar concierto Ecologistas en Canción. Teatro Chico La Palma

Hace unas veinte vueltas al sol, cuando nuestro planetita girador era de un azul más intenso y menos oscurecido por los humos de nuestra avaricia, nos reunimos en el pueblo de Mazo, en La Palma, un grupito de jóvenes (teníamos veinte años menos), para consolidar una aventura que venia de muy atrás, con el MEVO, ASCAN, Salvar Veneguera, Azuaje, ATAN, Aulaga, el CEL, Salvar Las Dunas de Corralero, Malpais de la Corona y Papagayo, La Vereda, Adijirja, y mucha gente, muchos corazones, que ya, desde abril de 1987 en el encuentro de la Universidad Laboral en Gran Canaria, se adivinaba necesaria. En La Palma, en febrero de 1991, culminamos una larga peregrinación de casi 4 años, hilvanando los territorios de cada isla. Fue un circuito perfecto que comenzamos en esta misma isla, en una charla sobre Ecología, donde Ginés, Tana, Roberto, Jorge, el que les escribe y alguna gente más, decidimos convocarnos en Lanzarote. En Haría, celebramos el primer encuentro de la AMEC- Asamblea Ecologista de Canarias, en un día de Alerta Roja, por lluvias y viento. Allí nos conocimos un poquito más, gracias al recibimiento del Guincho. El fax empezó a formar parte del ecologismo organizado, cuando no había Internet y Binter no sobrevolaba nuestros cielos.

Luego saltamos a El Hierro, como siempre agradecidos de la hospitalidad de nuestros anfitriones: ADENIH, la Comisión Malpaso, Ahoransan, allí aprendimos de la resistencia de toda una isla a ser militarizada y a conservar su patrimonio material e inmaterial. Pudimos disfrutar de un pequeño territorio, con poca pero laboriosa gente, que había conseguido importantes experiencias de alternativas productivas y de formas cooperativas de hacer. Más tarde saltamos a Fuerteventura. Fue Agonane, Jable de Biocho, ASCAN y Aulaga, quienes nos dieron cobijo, y nos fuimos a las dunas de Corralejo a realizar un acto de protesta contra aquellos hoteles que avergonzaban la condición humana en medio del jable o la arena. La lucha por recuperar el Campo de Tiro de Pájara, la defensa de La Muda y Tindaya y contra la destrucción de la costa por el urbanismo feroz, fueron temas que el movimiento ecologista majorero hizo suyos. En otra media vuelta al sol, en algún punto de nuestra traslación en torno al Magec caluroso y luminoso, que ya nos adivinaba, nos fuimos a Tenerife. Allá nos recibieron ATAN, Chimayachi, Laurisilva, el TEA, Naturaleza y Sociedad, Asociación Pérez Enríquez, Guaydil, Coordinadora en Defensa de los Dragos y las Furnias de Icod, Alisios, Coordinadora el Rincón. En la falda de ese volcán durmiente que nos corona, seguimos perfilando los bordes de lo que somos, sabiendo que las fronteras tenían que ser tan movibles y permeables como las ideas y los cambios, y que esta nueva obra debía estar hecha por un calidoscopio de ideas y voluntades, de edades, procedencias y diversidades. Saltamos a Gran Canaria, que, como la geografía, estaba a una distancia equidistante del archipiélago y de nuestra empresa. Íbamos dándole cuerpo a esta criatura, que multiplica su saber y simplifica sus energías. Allí un amplio crisol de grupos resistía por toda esa castigada isla, aportando voluntad e ideas. Imidauen, Salvar Veneguera, La Vinca, TURCÓN, Tierra Fresca, ASCAN, Palo Blanco, Asamblea en Defensa de las Playas, Solanum Lidii, Bicácaro, Altahay, La Garita Azul, MEGA, El Paño, GATO-I, Casa de la Juventud de Schamann, Sima de Jinámar, Phoenix, Grupo antimilitarista de Telde por la Objeción y la Insumisión, La Barrilla,…

Llegamos a la Gomera, por mar, como no podía ser de otra forma, disfrutando delfines y calderones, cuando aún el lagarto gigante de La Gomera, no formaba parte todavía del conocimiento de nuestra riquísima biodiversidad. En la Villa seguimos debatiendo con Guarapo, quien nos adentró en los beneficios y perjuicios del Parque Nacional, como recurso y como postal, de la mano de un turismo que sigilosamente había entrado por el omnipresente “noruego. Por fin, casi cuatro años después, regresamos a La Palma, y cerramos el círculo, e hicimos realidad el compromiso por alumbrar, como el amanecer, el Ben Magec que habíamos ido gestando.

Fue en Mazo, hace 7360 amaneceres, en un hermoso local, donde las y los ecologistas palmeros extendían la conciencia a toda la isla, donde nació Ben Magec. Las hijas y los hijos del sol, del sol dios Magec, de los auaritas, dispuestos a entregar su tiempo por estas islitas. En La Palma, hicieron posible este encuentro La Vereda, La Centinela, Adijirja, el alma de la Quinta Verde, los presagios de Aire Libre. Jorge, René, Pablo, Paco, Carballo, Cristina, Pedro, Miguel, Margot, y otra tanta gente…y el ejemplo de unidad de la Asamblea Irichen. A altas horas de la noche, se culminaba el ideario. Por fin, teníamos ya un papelito que decía de nosotros, que diseñaba un camino en el que andar, en el que establecer una línea de trabajo, una forma de organizarnos, de decidir. Allí, Marifé, una luchadora que había recorrido todo ese circuito, fue nuestra primera presidenta, por sus muchos méritos, si bien ese “cargo” en lo formal, casi nunca lo nombramos, porque nos decidimos iguales y corresponsables en nuestro andar.

Este movimiento, ya se sentía desde lejos de la isla de La Palma como el aroma de sus flores, que, según los primeros cronistas, se percibía en los barcos que, varias millas mar adentro, adivinaban su silueta: y era tan copiosa de yerbas y árboles, hasta encima de la cumbre de ella, que en los veranos era tan intenso el olor y fragancia de las flores, que tres leguas de mar de noche alcanzaba. Ahora, el aroma de este nuevo proyecto del ecologismo canario, se sentía ya en todos los rincones del Archipiélago.

Discurso de Pepe el Uru

Desde entonces varias generaciones han participado de esta linda aventura. Nos extendimos por El Rincón, Anaga, Tindaya, Veneguera, Malpaso, Granadilla, Agando, Tamadaba, Güimar, Majanicho, El Cotillo, Los Cancajos, Valle Gran Rey, Puntallana, Fuencaliente, Tacorón, Tamaraceite, El Burrero, Montaña Blanca, Berrugo o Buracas, donde sus dragos frenaron el cáncer del progreso,…. Cinco ILPs han sido, entre otras cosas, el reflejo del apoyo popular a nuestras luchas, un ejemplo de democracia, aunque el poder político haya despreciado esa alegría. Pero la esperanza nos ha empujado con más fuerzas, desde la calle, las charlas, los encuentros, los medios de comunicación. Algunas sentencias han reconocido nuestra labor por el interés público, con Veneguera, fuimos capaces de voltear el destino. Por eso nos han concedido el Premio Canarias “César Manrique” de Medio Ambiente, no porque fuera del agrado de muchos de quienes nos lo concedieron, sino porque era mucha gente quien lo reclamaba.

Hoy, veinte años después, Ben Magec es patrimonio de muchos tiempos y de muchos espacios, es patrimonio de mucha gente. Un proyecto que se ha sabido regenerar, que ha tenido errores de los que salen las mejores enseñanzas. Y ahí andamos, gracias a la sabia de otros grupos y personas: ADN, La Pella, Ecologistas en Acción de La Palma, Teror, Las Palmas, Tenerife, Échale Mojo, Aguahae, Las Palmas en Bici, Tamaracit, Salvar el Burrero, Tagaragunche, Guanil, Acción en Red, Colectivo Sudeste. Hemos querido compartir nuestro proyecto con la Confederación Estatal Ecologista en Acción, con quienes estamos desplegando múltiples y necesarias iniciativas, igual este verano se traen un barquito por esta isla para desarrollar un lindo proyecto. Somos producto de mucha gente, y de manera muy especial de aquellas compañeras y compañeros que se han ido, pero siguen siendo presencia, como Ulises, Alicia, Juan, Enrique, Alfonso y ese gran compañero Antonio Manuel, brotado en esta isla, que hoy de manera emocionada recordamos con aquellas hermosas palabras de un viejo luchador: … y sepan que sólo muero, si ustedes van aflojando, porque el murió luchando, vive en cada compañero.

Y cuando las despedidas se anuncian como forma de seguir de otra manera, queremos recordar, en su anunciado adiós a uno de los mayores luchadores de los movimientos sociales en el estado, a Ramón Fernández Durán, a quien se le están haciendo múltiples homenajes como el que tenemos previsto hacer en Canarias. Ahí afuera hay una mesita con su último libro, donde en forma de papel habitan sus ideas, mensajes para el futuro repletos de dignidad.

Hemos empujado el mundo porque sabemos que con la rotación no basta. Y lo hemos hecho para que el sol recorte su figura en la playa de Veneguera sin la silueta de hoteles y egoísmos; para que las fincas de El Rincón mantengan la memoria de que se come de la tierra, y que aquél valle que inspiró a artistas y sorprendió a Humboldt, no sólo fue hecho por los designios de la naturaleza, sino del trabajo humano; para que la bajada de la Virgen del Hierro no sea vigilada por los militares; para que la vida de millones de seres, se cobijen entre los sebadales de Granadilla, para que a Tindaya no le agujeren el alma, para que la Quinta Verde sea un Jardín y no una foto antigua, para que los que destruyen esta tierra no se muevan en la impunidad, para quienes gobiernan sepan que no sólo están sostenidos por unos votos cada cuatro años, sino por sus acciones cada día.

Pero estamos hoy aquí y porque estamos en el presente, queremos ser de ahora. Ser de ahora para cambiar el después. Algo ya hemos cambiado, como muchas y muchos de nosotros. Ben Magec 20 años después es otra, con otras caras cargadas también de juventud, de distintas formas de pensar, desde distintas procedencias y lenguas.

Como siempre, lo que es final, se hace comienzo, lo que fue el resultado de un empeño por unirnos, es hoy el compromiso de las hijas y los hijos del Sol, que hoy brotan, ayudados por la fotosíntesis de nuestra voluntad, gracias al calor de nuestra rabia y a la luz de nuestras ternuras. Si algo caracteriza a Ben Magec, es el amor a la tierra y los inquilinos que mucho antes que nosotros ejercitaban su vida por aquí. Es por eso que los sebadales, los pies de Tindaya, las grajas que musiquean el aire, los veriles o las plantitas más recónditas, no son una excusa. Son la convicción de que no hay futuro sin la compañía de aquello que viene de atrás y que ahora necesitamos más que nunca. Por eso nuestras luchas no caducan y están siempre vigilantes. No se salvarán las cosas definitivamente, mientras haya gente que donde hay una tabaiba ve un billete.

Tenemos que volver la vista a la naturaleza. Aunque creamos que podemos prescindir del buen aire, del canto de los pájaros, de ver las estrellas, del aroma de una flor, de la sensación de andar descalzo por el barro, aunque demos por hecho que para poder sentir esas cosas hay que hacer largos viajes, costosos y derrochadores de energía, aunque podamos pasar nuestra existencia alrededor de coches, ruidos, cemento y contaminación, aunque mucha gente pueda pensar que los comportamientos más sostenibles sean atrasados, ineficaces o incómodos… deberíamos pensar que si nos seguimos acostumbrando a todo eso, realmente la cosa va por muy mal camino.

No merecemos eso, nadie se lo merece y, menos, quienes hemos traído sin decidir y heredarán un mundo mucho peor que el que hoy vivimos.

Ben Magec está convencido que para aspirar a cambiar el rumbo insostenible en el que andamos, tenemos necesariamente que articular y potenciar a la sociedad civil, fortalecer los movimientos sociales, generar redes de coordinación y de presión sobre las instituciones, e implementar formas participativas y democráticas de toma de decisión, demandando a los poderes públicos que dichas formas tengan cada vez mas peso en las alternativas de presente y de futuro. Pasa por una apuesta compartida en avanzar hacia experiencias de desarrollo alternativos, diversificando nuestra economía hacia criterios menos dependientes y agresivos hacia el medio y hacia una población que sufre la explotación, el paro y la marginación.

Se trata de apostar por un nuevo modelo que ahorre y no derroche, que consuma lo necesario, que viva y aprecie lo cercano, que se aleje de la prisa y el agobio, que se alimente de manera sana y natural, que nos ayude a vivir en libertad y disfrutando de esta naturaleza hermosa que tenemos, que sea solidario y respetuoso y, sobre todo, que esté cargado de esperanzas. Queremos que estas palabras con las que queremos compartir con ustedes la fiesta de estar todavía en la lucha y el compromiso después de 20 vueltas al sol, estén en las antípodas de los discursos huecos y engañosos de esta fiebre electoral. No estamos para prometer, sino para comprometernos con unas islas, un territorio y una gente que tanto necesita de un esfuerzo colectivo, solidario y participativo. Somos un puñadito de voluntades que con más voluntades hacen lo imposible. Como decía mi tío Leandro, un humilde campesino conejero: grano no hace granero, pero ayuda al compañero. En algo tan sencillo estamos. Queremos que este proyecto entusiasme a los jóvenes y que no jubile la experiencia y que sea una oportunidad para querer este mundito en que estamos. Felicitaciones a quienes han aportado su experiencia en este proyecto y a quienes siguen enriqueciéndolo. Y a quienes decidan unirse a esta bella andadura, les damos la bienvenida de cada amanecer y un sitio en este barquito, proa al futuro. Este Teatro Chico de corazones grandes, está invitado a esta fiesta que durará hasta bien entrado el mañana.

7 de Mayo de 2011

Turcón-Ecologistas en Acción

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