Transcribimos una breve semblanza encontrada en la red que viene a expresar el sentimiento de pérdida de un aragonés por la muerte de José Antonio Labordeta. Quizá él lo sienta más cercano por ser su paisano, pero desde luego nosotros tampoco queremos dejar de mostrar nuestro homenaje en este momento en que nos abandona. Su voz, su canto y su ejemplo de luchador infatigable nos quedan como modelo de hombre libre y comprometido.
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Somos Labordeta, el hombre de la LIBERTAD
Por Alberto Calero
Somos como esos viejos árboles batidos por el viento que azota desde el mar, hemos perdido compañeros, paisajes y esperanzas en duro batallar, dice una de las canciones del cantautor zaragozano José Antonio Labordeta. No puedo dormir porque me entero que de nuevo la crueldad y el maldito cáncer ha vencido a una persona; a una buena persona. Se ha ido el “abuelo” de Aragón, el señor con aspecto aragonés inteligente y culto, el diputado que mandó “a la mierda” a la bancada de los populares en el Congreso de los Diputados. En un hospital de Zaragoza ha dejado de respirar tras permanecer encerrado en su casa durante meses por culpa de la enfermedad. Su aspecto en las últimas semanas era otro. Se atisbaba el desenlace aunque los aragoneses que veíamos su imagen en las páginas de la prensa de nuestra tierra, no queríamos creerlo. Justo la semana pasada mi padre me hablaba de él, emocionado y con la voz entrecortada sabiendo que el mal que padecía iba a acabar con la vida de quien durante años nos acercó España a través de “Un país en la mochila“…
…Hasta hace poco, Labordeta estaba “regular, gracias a Dios“. Hoy ya no está. Este último entrecomillado es el título de su último libro en respuesta a quienes le preguntaban por su salud. Decía que respondía eso para que nadie le preguntara más, si uno dice que está bien entonces siguen; de lo contrario frenan en su interlocución. Nuestro querido Labordeta que calificó la quimioterapia de “dolor en el alma“. Un cantautor defensor de la libertad…
…para olvidarse de la enfermedad cuando se despertaba por las noches cogía las letras de sus canciones para releerlas y recordar los buenos momentos. Hace poco dijo que hoy no iría a la Huelga. En su libro quiso hacer ver a la gente qué es el cáncer y qué es la estancia en un hospital. Habló de la quimioterapia y cómo los enfermos oncológicos se hablan los unos a los otros en las sesiones del tratamiento. Recuerdo sus palabras y su imagen. Le veía a menudo por las calles céntricas de Zaragoza, cerca de mi casa y yo siempre decía ¡Mira Labordeta! Hoy me siento Labordeta, todos somos Labordeta. Su imagen estaba envejecida en los últimos meses. Era vitalista, alegre aunque cascarrabias (decía él mismo) y bonachón. Era necesario; un hombre con corazón. Niño de posguerra con pantalón corto, universitario peleón, profesor y viajero.