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  • Este sábado, día 14 de febrero, como todos los años, a las 11:00 horas, el Colectivo Turcón volverá a estar delante de Los Picachos para que el Ayuntamiento no se olvide.

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El 14 de febrero de 1994 nos despertamos con la noticia, triste y lamentable, de la caída de una de las pilastras de la estructura conocida, en Telde, como Los Picachos.

Desde entonces, todos los años, nos reunimos allí como si plaza de mayo argentina fuera, en penitencia, para que nuestras súplicas lleguen a los oídos de algún dirigente. Por el gobierno de Telde han pasado los azules, los rojos, los castaños y, hasta unos que usaron el color verde. Nadie hace, nadie mira, nadie oye. Salvo una señora que pasa con el carro de su compra, que viene del cercano mercado agrícola. Salvo ella, el resto mira, mira y no pregunta. Las pancartas hablan por si solas, tanto, que la evolución de su color demuestra el paso del tiempo. Algunas ya están descoloridas de tantos años esperando, de tantos años de promesas.

Los Picachos son unos pilares que sustentaron un elemento transversal a los mismos. Este elemento transversal debió ser un canal de madera. A través de este canal se transportaría agua por gravedad, procedente de un depósito o naciente natural situado a una cota superior. La diferencia de altura entre los pilares le daría una inclinación al canal, lo que posibilitaría aumentar la velocidad del agua y, por tanto, su fuerza. Estamos, pues, ante los restos de un acueducto del que se conservan sólo los pilares de piedra, habiendo desaparecido el canal y otros elementos sustentantes de madera. Pero hay más;  también se conservan unas paredes de piedras situadas entre los pilares y lo que parece ser un cubo de molino, elementos todos que debían formar parte del mismo conjunto del ingenio azucarero aquí establecido en el siglo XVI. Además, no hay que descartar la presencia de más restos enterrados en el subsuelo inmediato, en las actuales explanadas de aparcamientos. La explotación de la caña de azúcar tuvo un gran auge durante la primera mitad del siglo XVI, cuya demanda procedía principalmente de Europa. Por lo que los Picachos, son un fiel testigo del florecimiento y riqueza que aportó, contribuyó y fomentó el desarrollo económico, no sólo de esta ciudad, sino de la historia económica de Gran Canaria.

 

 

Los Picachos no da votos, y todos, Ayuntamiento, Cabildo y Gobierno demuestra su ineptitud durante los años pasados. Ya no hay excusas que valga, queremos hechos.

 

 

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