Artículo de opinión de Gilberto Martel Rodríguez:
Es increíble la capacidad que tienen nuestros políticos “profesionales” para vender motos. Incluso son capaces de vendernos hasta trenes y autopistas. Vaya por delante mi apoyo al transporte colectivo de calidad como uno de los pilares fundamentales de lo que debe ser la movilidad más sostenible y económicamente eficiente, de ahora y del futuro.
A pocos se les escapa que el modelo basado exclusivamente en primar al vehículo privado y de uso individual no debe ser una alternativa de futuro. No sólo por ser la principal fuente de contaminación atmosférica y de emisión de gases de efecto invernadero, o por que promueva la construcción incesante de carreteras y autovías con impactos ambientales ya casi inaceptables, o por que compita por el espacio con el peatón y se haya convertido en la amenaza más grave para la calidad de vida en las ciudades. No, no sólo por eso. El modelo basado en el vehículo privado y en la construcción de infraestructuras y equipamientos para su uso exclusivo, está caduco por que también lo está el modelo energético del siglo pasado, basado en los derivados del petróleo como fuente masiva y barata de en ergía. El cenit mundial de la producción de petróleo y gas natural así nos lo está anunciando.
La energía en el futuro será cada vez más escasa y más cara. Incluso la eléctrica que no es más que un vector energético que hay que producir a partir de fuentes primarias y, en general con unos rendimientos muy bajos, del orden del 30% en el caso de las centrales térmicas.
Es cierto que el ferrocarril, como medio transporte colectivo, tiene enormes ventajas respecto al transporte en vehículo privado y así los ecologistas lo hemos defendido. En la península ibérica el abandono del ferrocarril convencional es cada vez más evidente a pesar de sus indudables ventajas ambientales y sociales: es un modo de transporte más seguro, más eficiente energéticamente, más útil socialmente y puede ser una opción más rentable, no sólo en el transporte de viajeros, sino sobre todo para las mercancías.
Pero, por otra parte, Ecologista en Acción ha denunciado que realmente no se opta por él, centrándose en promover más autopistas y líneas de AVE, dejando morir al tren de cercanías, anémico de inversiones. También, dentro de las grandes urbes, el metro y el tranvía podrían promover una mejor y más segura movilidad, por ello Turcón presentó en su momento, en la revisión del PGOU de Las Palmas de Gran Canaria, un documento de apoyo a la instalación de un metro o tran vía en la ciudad. Pero hete aquí que lo que se plantea para Gran Canaria no es nada de esto sino un tren interurbano de velocidad alta, una brecha más el territorio y acompañado de una nueva autovía de 6 carriles hasta el aeropuerto, conocida ya popularmente como la Tangencial de Telde. Es decir nuestros políticos nos plantean un modelo con dos autovías (12 carriles en total), un tren de velocidad alta más las carreteras secundarias ya existentes, todo ello en un tramo de 15 kilómetros (circunvalación de Las Palmas de Gran Canaria –Aeropuerto). Y en medio nuestro querido Telde que ahora ve condicionado su PGO por el tren, capricho de otros, y no por las aspiraciones de su ciudadanía.
En esto del Tren de velocidad alta y de la Tangencial, y como siempre ocurre cuando se trata de grandes infraestructuras que se quieren meter con calzador, la administración no promueve un debate abierto y con toda la información objetiva disponible y las alternativas posibles, sino presentaciones precondicionadas y sesgadas que más parecen una campaña publicitaria de lo que nos quieren “vender” a toda costa que una propuesta de debate social real.
Una alternativa clara que es técnicamente viable, económicamente admisible y que, además, creemos que es la apuesta más correcta desde el punto de vista de la protección de los recursos naturales, que evita ocupar nuevo suelo rústico en la isla y que puede ayudar a mejorar la calidad del servicio público de transporte y proporcionar una mejor accesibilidad a la población a sus lugares de trabajo y a los servicios, es la de potenciar la GC-1 con nuevas plataformas reservadas de transporte público para guaguas.
Con la opción propuesta por el Cabildo de Gran Canaria y el Gobierno de Canarias, se corre el riesgo de que, finalmente, el tren sólo robe usuarios al transporte en guagua y no atraiga suficientes usuarios del transporte privado. Téngase en cuenta que la estrategia que propone el Plan Territorial para intentar viabilizar e tren es restringir el servicio de guaguas, con lo que los usuarios del servicio público verán reducidas sus opciones, mientras que el vehículo privado no sufre ninguna restricción, todo lo contrario, se le ofrece una nueva autovía de 6 carriles.
La propuesta que nos hacen es la de eliminar las líneas 80, directo a la capital, y 90, directa al Sur, que tan buen servicio dan al casco de Telde. Eliminar las líneas 11 y 21, Las Palmas – Agüimes, y reducir la frecuencia de la línea 01, Las Palmas – Mogán, minimizando las opciones para todos los usuarios teldenses de la guagua a lo largo de la GC-1. La tradicional línea 12, Las Palmas – Telde, por Jinámar, se queda en sólo dos paradas. También se proponen eliminar la Línea 30-Las Palmas-Faro de Maspalomas, Línea 44-Las Palmas-Tablero-Faro, Línea 50-Las Palmas-Faro (directo), Línea 60-Las Palmas-Aeropuerto y Línea 66-Aeropuerto Playa del Inglés, Línea 91-Las Palmas-Playa del Cura, etc.
Con este panorama y con la ubicación de la estación del tren en La Fonda, alejada de la mayor parte de la población teldense, y una Tanencial de Telde, donde no habrá paradas de guaguas, díganme ustedes qué panorama nos espera para poder usar el transporte público. Una vecina de Las Huesas o San Gregorio que quiera ir a la ciudad en transporte público, ahora puede hacerlo caminando sólo unos cientos de metros y con una buena frecuencia y rapidez del servicio. Después del Tren y la Tangencial tendrá que desplazarse, de alguna manera, una media de 2 a 4 kilómetros para llegar a la estación del tren y luego esperar a que llegue el siguiente. Entre desplazamientos, transbordos y esperas, ¿ustedes creen que esto es competitivo con una línea 80 o 21 que, casi desde la puerta de tu casa, te pone en el centro de la ciudad en 15 o 20 minutos?. ¿No será que esta vecina terminará usando el vehículo privado antes que tener que desplazarse hasta la Fonda primero para después esperar el trenecito?.
El transporte en guagua no ocuparía nuevo suelo; ya que la opción sería ampliar la GC-1, como se plantea en algunas de los trazados alternativos del tren, con una plataforma en ambos sentidos reservada para el transporte público, aspecto que también se está debatiendo pero sólo para el vehículo privado. Añadido a las nuevas plataformas de transporte colectivo, que serían mucho más baratas que la implantación del tren y que, por supuesto, la Tangencial, se podría invertir en tecnología que modernizase el sector del transporte público en guagua, mejorase el servicio abaratando costes y en ese caso, con toda seguridad, se atraerían usuarios del transporte privado.
Esta propuesta acompañada de de una política de redistribución entre los distintos modos de transportes (guaguas, bici, peatón, tranvía urbano, etc.) que corrija el modelo de poblamiento más disperso, la ampliación del espacio asfaltado y urbanizado, la destrucción de zonas naturales y agrícolas, la congestión y el deterioro del centro de las ciudades, podría quitarnos de encima la ruina a futuro del Tren de Velocidad Alta y de la Tangencial.
Gilberto Martel es miembro del colectivo ecologista Turcón.