De la tierra a la vaca

JUAN JOSÉ JIMÉNEZ – LAS PALMAS DE GRAN CANARIA. Nos dicen que somos unos locos chiflados, pero para hacer ricos a los importadores preferimos crear riqueza a los agricultores de aquí…» El campo plantado de millo para forraje de Rufino Reina en plena vega de Gáldar esconde un anatema en las islas Canarias: saltarse a los intermediarios y los importadores de pienso para abastecer, con grano producido en la propia isla, a la cabaña ganadera, con un ahorro de más del 50% de los costes que consume una gañanía.
Arropado por la nueva asociación ganadera de Gran Canaria, Fedegran, que ha logrado reunir este año bajo sus siglas a más del 90% de los profesionales del sector, Rufino y otra parranda de agricultores que cada vez va a más, se han propuesto, quizá sin saberlo, seguir una tónica que está trastocando el rígido mundo de la distribución agrícola, que es precisamente el mismo que los califica de «locos chiflados».
Firmas como Telechirimoya, o Naranjaslola.com, que venden en la Península «naranjas a domicilio» ya han abierto el frente de esta nueva forma de ‘yo me lo guiso yo me lo como’. Rufino y compadres harán lo mismo con su millo forrajero.
Plantarlo, cuidarlo, empaquetarlo, fermentarlo y venderlo directamente a los dueños de las reses con la complicidad de éstos, que ya han encargado un potente lote de maquinaria para ponerla en manos de los primeros. Una entente cordial, a la que se ha apuntado el Cabildo de Gran Canaria con una ayuda por campaña de 300.000 euros que, de salir según pone en los números, hará saltar las estadísticas más pronto que tarde.
José Manuel Ponce, presidente de Fedegran, lo explica a ojo: «En la Isla hay unas 11.000 vacas (y 70.000 cabras). Cada vaca se come 10 euros al día en piensos importados. Esto supone 111.000 euros al día, más de 18 millones de pesetas diarios, y para que se los lleven otros, que se queden en el campo, ¿o no?»